Los sordos también entienden

gotrenxy
La asociación de Sordos eligió el pasado jueves a su nueva corte de guapos del Orgullo de Maspalomas. En una fiesta celebrada en la piscina del Hotel Las Walkirias, el jurado lo tuvo difícil a la hora de proclamar a los nuevos Mister Gay, Miss Lesbiana y Mister Oso 2014 entre los 21 aspirantes que se presentaron en esta decimotercera edición de la fiesta multicolor.

Una vez más el lema de este año del Orgullo, la interculturalidad, se manifestó con la presencia de multitud de visitantes de diferentes nacionalidades, tanto europeas como de terceros países.


El afortunado que se llevó a casa el título de Mister Gay, en la categoría de deficiencia auditiva, fue el alemán Nico Beinio. Cerca del triunfo se quedaron el ecuatoriano Julio Jamichtón y el brasileño Maicon Juelnata.


En el sector de las féminas triunfó por su belleza y simpatía la londinense Abir Mansour. La plata, sin embargo, recayó en las manos francesas de Jean Phillipe y el bronce, en cambio, fue a parar una vez más a la capital de Inglaterra, con la joven Hala Sarieddine.


Asimismo, el jurado otorgó el título de Mister Oso para sordos 2014 al joven José Loira. El segundo y el tercer puesto en esta categoría de belleza fueron asignados al alemán Ózgùr Aydinlik y al ruso Akopov Artur, respectivamente.


Los concursantes, que desfilaron ante el jurado en ropa blanca, deportiva y, finalmente, en bañador; disfrutaron de una jornada soleada y divertida.


En esta semana han aterrizado a Maspalomas, más de 2.000 sordos procedentes de lugares relativamente cercanos como Alemania o Reino Unido así como de destinos tan remotos, como Australia o EEUU. La singularidad de este tipo de concursos, creados exclusivamente para sordos, atrae a visitantes desde hace tres ediciones.


En este sentido, cabe recordar que el Orgullo de Maspalomas es el único evento que ofrece a su público un certamen de belleza exclusivo para sordos. Toda una iniciativa pionera.


El centro comercial Yumbo ofrece al público con discapacidad auditiva un chiringuito gestionado por camareros también sordos. Un ejemplo de tolerancia elevado al cuadrado.