“El gobierno se hace el de los oídos sordos con los no oyentes”
Un joven no oyente, quien afrontó muchos problemas para conseguir una institución en donde estudiar, logró obtener su título profesional. Esta es su historia:Cada vez que podía, su mamá era la intérprete en ese particular lenguaje de señas. ¡Bueno! Y aunque ella estudiaba en otra facultad, madre e hijo hacían ingentes esfuerzos para ‘estirar’ el tiempo y “aprender en llave”, como él mismo lo dice con sus propias manos.
No obstante esa invaluable ayuda, Luis Alfonso Flórez Jaimes, el protagonista de esta historia, tuvo que medírsele a sentarse en los pupitres de los alumnos regulares; es decir, los llamados oyentes.
Junto a ellos compartió no solo las aulas y el conocimiento, sino también el compañerismo y la camaradería que suelen caracterizar a los universitarios.
Por ser el único no oyente del plantel, él mismo aprendió a fijarse muy bien en las expresiones faciales de sus ‘profes’.
Según recuerda, como buen fotógrafo que es, comprendió que un elemento importantísimo en su formación estaba en sus percepciones visuales y gestuales. Por medio de ellas, Luis Alfonso estableció su particular canal de comunicación con sus compañeros y con los docentes.
Así se convirtió en el más destacado alumno de su promoción. Hace unos días, junto a su progenitora, alcanzó el título de Diseñador Gráfico y Fotógrafo en la única institución de educación superior que le abrió las puertas: El Columbia College.
Y aunque para el caso de este joven, que es sordomudo, la institución no contaba con un intérprete oficial, sus directivas sí hicieron lo posible para que Luis Alfonso pudiera cursar a cabalidad con todas las clases, diseñadas para esta carrera profesional.
Claudia Milena Hernández Naranjo, directora de esa institución, recordó que “las clases tuvieron un encanto especial con este nuevo alumno. No se trató solo de cómo se le dictaban las materias, sino de cómo los compañeros, en una clara demostración de inclusión educativa, pudieron comunicarse con él y formarse juntos”.
Fue tan bello el ejercicio, que en la institución, todos aprendieron lo básico del lenguaje de las señas, entre otras cosas, porque el ‘profesor’ fue el mismo Luis Alfonso.
Hoy, a través de este reporte periodístico, el joven solicitó que le dijéramos al gobierno que: “no se haga el de los oídos sordos con los no oyentes”.
Les exigió a los gobernantes que le apuesten a la inclusión educativa a través de políticas y estrategias pedagógicas y, sobre todo, que asignen recursos a los sectores más desfavorecidos de la comunidad en situación de discapacidad.
Finalmente, en el ‘discurso de graduación’, este joven bumangués y nuevo profesional, recurrió a sus particulares señas para decirles a sus compañeros y docentes la mejor palabra que encontró en el diccionario: “Gracias”.
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