La historia de Marlee Matlin, la única actriz sorda que ganó un Oscar

gotrenxy
Debido a su incapacidad auditiva, Marlee luchó para hacerse un lugar en la industria cinematográfica. Cómo se convirtió en una acérrima activista anti-Trump luego de que el presidente de los Estados Unidos la llamara “retardada”.


Libby y Donald Matlin, un matrimonio judío del estado de Illinois, Estados Unidos, traía al mundo el 24 de agosto de 1965 a Marlee, la menor de tres hijos, la primera mujer. Aunque nació en perfecto estado de salud e incluso había pronunciado sus primeras palabras, a sus 18 meses comenzó a dejar de escuchar. Casi sin explicación y sin antecedentes familiares de sordera Marlee perdió la totalidad de su capacidad auditiva en el oído derecho y 80% del izquierdo.

Sin haber padecido ninguna enfermedad o accidente, aquella pequeña niña se quedaba sin la capacidad de escuchar, aparentemente a causa de una malformación congénita de la cóclea, en su oído interno. En su niñez, jamás permitió que su sordera fuera un impedimento para comportarse como los demás niños de su comunidad y asistió a una sinagoga donde la congregación Bene Shalom realizaba actividades para los sordos y niños con diferentes capacidades.

Incluso después de estudiar hebreo fonéticamente Marlee fue capaz de aprender su parte de la Torá para la celebración de su Bat Mitzvá.
Desde los siete años comenzó a actuar, y debutó en los escenarios en el papel de Dorothy en la versión de El mago de Oz que realizó el Centro Internacional Sobre la Sordera y las Artes (ICODA, por sus siglas en inglés), que provee educación y oportunidades artísticas para quienes tienen dificultad o incapacidad de oír. En el transcurso de su infancia y su adolescencia Marlee continuó participando en las obras de este grupo teatral infantil y mejoró notablemente sus dotes actorales. Con apenas veinte años, en una representación del ICODA, el actor, director y productor Henry Winkler pudo ver su talento y le brindó la oportunidad de saltar al estrellato.



Su debut cinematográfico a sus 21 años fue con la película Hijos de un dios menor, la historia de un profesor de dicción en una escuela para sordos que se enamora de una mujer sorda. Su conmovedora actuación en la piel de Sarah Norman le valió a la joven Marlee un Globo de Oro a la mejor actriz dramática y el Oscar a la mejor actriz. Con ese galardón, Matlin se convertía en ese entonces en la actriz más joven y la primera y única mujer sorda de la historia de los premios en ganarlo.

Durante la 59° ceremonia de los Oscar -hace 30 años- la terna fue presentada por su entonces pareja y compañero de actuación William Hurt, que la recibió con un beso al llegar al escenario. Visiblemente conmovida por el reconocimiento y avergonzada por un aplauso de más de 40 segundos de todos los asistentes, Marlee Matlin agradeció a través del lenguaje de señas y la voz de su intérprete Jack Jason a la academia, a sus padres, sus amigos, los trabajadores de la película y su pareja.



En los años que siguieron interpretó el papel principal en la serie de televisión Reasonable Doubts (entre 1991 y 1993), también tuvo papeles en las series El ala oeste de la Casa BlancaPicket Fences y Seinfeld (que le valieron nominaciones simultáneas al premio Emmy en drama y comedia en 1994), Desperate Housewives y Ley y Orden: UVE (otra nominación al Emmy en 2004).

En 1996 apareció en la película Fiesta de despedida, en 2002 publicó su primera novela, Deaf Child Crossing y una serie de libros para niños y en 2004, participó como actriz protagonista de la controvertida película What the Bleep Do We Know en el papel de Amanda.
En 2007 tuvo una participación en la cuarta temporada de la serie The L Word, encarnando a Jody Lerner, una artista y profesora de Artes en la Universidad de California sorda y en 2007 realizó un papel en la serie Me llamo Earl, donde interpretaba a Ruby Whitlow, la abogada sorda de Joy.



A principios de 2009 Matlin lanzó un libro autobiográfico titulado I’ll Scream Later (Gritaré después) donde cuenta su historia desde la pérdida de audición, los altibajos de la vida en Hollywood, sus batallas por evitar la discriminación, su terrible abuso de drogas que la llevó a internarse a sí misma en el centro de rehabilitación Betty Ford y su noviazgo tóxico y problemático con William Hurt, quien la acompañó en su consagración y quien, según Marlee, abusó físicamente de ella.
En el libro también relató un episodio de su infancia donde denuncia un abuso sexual en manos de su niñera y un episodio de discriminación por su maestro en la escuela secundaria.

La presión de ser empujada a ser la “emisaria” de la comunidad sorda en el ambiente artístico fue por mucho tiempo una gran molestia para ella en un entorno agresivo y discriminatorio con las personas de capacidades diferentes. La fama temprana le dificultó la conexión con los otros y las drogas fueron su refugio desde la adolescencia, pero ella siempre reivindica el enorme estímulo de su mentor Henry Winkler, quien depositó confianza en ella cuando no tenía ningún tipo de entrenamiento formal.

A pesar de los obstáculos, Matlin aprendió a ver la virtud en su sordera y se graduó en la disciplina de Justicia criminal en la Universidad de Harper, en su estado natal, y actualmente es una gran activista por los derechos de las personas con discapacidad. En abril de 2010, habló a sala llena en la Asociación Nacional de Directores de Escuelas Primarias (NAESP) donde contó la historia de su vida e hizo hincapié en la importancia de tratar a las personas con discapacidad con respeto, especialmente a los niños.

Participa, además, de varias organizaciones de carácter caritativo, incluyendo Children Affected by AIDS Foundation (Fundación para niños afectados por el SIDA), Elizabeth Glaser Pediatric AIDS Foundation (la Fundación Elizabeth Glaser para el sida pediátrico), Starlight Children’s Foundation, la Cruz Roja y organizaciones por los derechos de la mujer, entre otras.



Luego de haber comprendido que su incapacidad de escuchar no es limitante para trabajar, ayudar al otro o encontrar el amor (está casada y es madre de cuatro hijos), Marlee se ganó un lugar en la historia como luchadora por sus derechos y por el reconocimiento de personas que son usualmente apartadas.
A pesar de los obstáculos, Matlin aprendió a ver la virtud en su sordera y se graduó en la disciplina de Justicia criminal en la Universidad de Harper, en su estado natal, y actualmente es una gran activista por los derechos de las personas con discapacidad. En abril de 2010, habló a sala llena en la Asociación Nacional de Directores de Escuelas Primarias (NAESP) donde contó la historia de su vida e hizo hincapié en la importancia de tratar a las personas con discapacidad con respeto, especialmente a los niños.

Participa, además, de varias organizaciones de carácter caritativo, incluyendo Children Affected by AIDS Foundation (Fundación para niños afectados por el SIDA), Elizabeth Glaser Pediatric AIDS Foundation (la Fundación Elizabeth Glaser para el sida pediátrico), Starlight Children’s Foundation, la Cruz Roja y organizaciones por los derechos de la mujer, entre otras.

Luego de haber comprendido que su incapacidad de escuchar no es limitante para trabajar, ayudar al otro o encontrar el amor (está casada y es madre de cuatro hijos), Marlee se ganó un lugar en la historia como luchadora por sus derechos y por el reconocimiento de personas que son usualmente apartadas.

Enemiga pública de Trump

A pesar de estar alejada del ambiente artístico, recientemente Marlee expresó su indignación en redes sociales por unas declaraciones del entonces candidato y hoy presidente de los Estados Unidos Donald Trump en las que se habría referido a ella como “retardada”. Ellos convivieron durante las grabaciones del reality de TV The Celebrity Apprentice, donde el magnate era conductor.

Según la web The Daily Beast, antiguos colaboradores del programa revelaron que Trump solía hablar a las espaldas de Matlin de forma despectiva y hacer comentarios sexistas en su presencia.



“En recientes informaciones de prensa circula que Donald Trump me llamó al parecer ‘retardada’. El término es aberrante y jamás debería ser usado. El hecho de que estemos hablando de esto en un momento histórico muy importante para Estados Unidos me indigna profundamente”, escribió la actriz, de 51 años, en Twitter e Instagram, que se había pronunciado muy a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton.

“Yo soy sorda, hay millones de personas sordas o con graves problemas de audición en el mundo que son discriminadas a diario. Es inaceptable”, subrayó la actriz. “No se trata de insultos. Como persona sorda, como mujer, como madre y como esposa yo tengo una voz. Y uso esa voz para hacerme escuchar y votar”, concluyó.