Se trata del videoclip del último single de Sho ' Roc, un cantante de Delaware que aspira a convertirse en estrella del R&B. En la canción colabora Prinz-D, un rapero de Birmingham, Alabama, que intenta abrirse paso en el hip-hop. A primera vista parecen dos más de los miles de músicos emergentes que cuelgan sus creaciones en YouTube. Sin embargo, los dos comparten una peculiaridad: son sordos.
A la mayoría de gente todavía le sorprende que a los sordos les interese la música. Y todavía más que la produzcan. No obstante, el ascenso del hip-hop sordo demuestra que la música puede ser el mejor puente para unir los mundos de los que oyen y los que no.
Podría resultar extraño que personas con una discapacidad se inclinasen por un género conocido por su competitividad feroz. Pero la atracción de las personas sordas por el hip-hop tiene una explicación biológica.
El cerebro de los sordos es especialmente flexible. Y puede adaptarse para procesar las vibraciones en la parte que habitualmente procesa el sonido. Esto significa que los sordos pueden “oír” a través de las vibraciones que notan en la piel. Es decir, no “escuchan” la música sino que la “sienten”. Y el hip-hop, con sus ritmos pesados y sus bajos gruesos, es una música especialmente fácil de sentir.
La atracción de las personas sordas por el hip-hop tiene una explicación biológica
Esta es la razón por la que hay tantas personas sordas interesadas en el hip-hop, y el motivo por el que aquellos que se lanzan a hacer música suelan decantarse por este género. Al haber desarrollado una sensibilidad especial para notar las vibraciones, son especialmente buenos identificando y siguiendo ritmos. La capacidad para mutar el flow y dar con cadencias originales es una de las habilidades más valoradas en el rap. En este sentido, su discapacidad podría convertirse en una ventaja. Los ritmos del hip-hop son cada vez más complejos. ¿Llegará el día en que existan patrones que solo puedan seguir los sordos?
El rap también es un género extremadamente gestual. Todos los MCs tienen sus movimientos de mano característicos. Más que pasos de baile, sus gestos se asemejan a movimientos de artes marciales que refuerzan el tono combativo de las letras. Pero en el caso de las personas sordas el uso de las manos todavía va más lejos. No solo complementan la música, sino que cantan por sí mismas.
El lenguaje de signos es un sistema de comunicación extremadamente complejo. No se trata de un deletreo de las palabras de la lengua oral, sino que utiliza conceptos para conectar ideas y tiene sus propias reglas gramaticales. La lengua de señas puede tener infinitas capas de significado, y esta complejidad hace que escribir canciones comprensibles para todo el mundo sea uno de los mayores retos de los raperos sordos. Pero, a su vez, también podría servir para alcanzar una riqueza lírica por encima de la media.
Luego está el mensaje. La lucha personal está en el corazón del bravado rapero. Y la historia de un tipo sordo que logra escribir grandes canciones conforma un excelente relato de superación. Un excelente ejemplo de ello es I'm Deaf , el mayor hit de Sean Forbes.
Forbes tiene un contrato con Web Entertainment (el sello que lanzó a Eminem), ha hecho giras por más de 60 ciudades distintas y sus canciones acumulan más de un millón y medio de escuchas en YouTube. Es el rapero sordo más famoso del mundo. Pero este no es su principal objetivo. Su verdadera meta es que le valoren como a un rapero más. “Algunos me ven como un rapero sordo, pero a mi me gusta pensar que soy un entertainer . No hay demasiadas cosas que la gente que oye y la gente sorda puedan disfrutar juntas. Yo soy una de de esas cosas”, decía al Washington Post.
Ser sordo no era únicamente una discapacidad, sino un signo de identidad.
Esta referencia a la comunión entre comunidades es especialmente interesante. Hasta hace unos años , los mayores obstáculos que encontraban los raperos sordos provenían de la propia comunidad sorda. El vetarano rapero sordo Wawa explicaba recientemente a Wondering Sound que esta oposición derivaba del clima político que se respiraba en esa comunidad. Ser sordo no era únicamente una discapacidad, sino un signo de identidad. “Los detractores me acusaban de rechazar la cultura sorda, me decían que estaba intentando formar parte de la gente que oía… intentar siendo una de esas personas”, dice.
Pero esta bunkerización empieza a ser cosa del pasado. Internet ha transformado el acceso de las personas sordas a la música. Ahora pueden identificar canciones utilizando Shazam y buscar las letras en Google. El lenguaje de signos ya no es imprescindible para comprender las canciones. Ya no hace falta ser un artista específicamente para sordos.
Prinz-D se negó a utilizar el lenguaje de signos sobre el escenario desde que las primeras veces que actuó en la escuela. Era un colegio solo para sordos. Pero esta rebeldía es la que le ha llevado a que hoy su música se mida en la misma liga que la del resto de raperos. Que logre el éxito ya solo dependerá de su calidad. Y eso ya es un triunfo en sí mismo.
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